Comentario
La división en reinos y las diferencias económicas y sociales siguen incidiendo en el tipo de arquitectura que se hace en la Península. La segunda mitad del siglo XIV y los inicios del siguiente resultan especialmente brillantes en Cataluña, pese a que se acuse ya una cierta crisis, mientras es muy opaco en Castilla y León, salvo en algunas empresas regias. A medida que nos adentramos en el XV la situación se altera.
Cataluña deja de tener importancia, la adquiere en mayor medida Aragón, mientras comienza un espléndido despliegue en Castilla y su Corona, que no se detiene con el paso de siglo. Navarra, un reino muy pequeño para embarcarse en obras de gran envergadura, se ocupará no obstante en la construcción de su nueva catedral. Portugal, desde mucho tiempo atrás independiente de León o Castilla, inicia en el siglo XV un despegue económico vinculado a las empresas marítimas que le llevarán a su momento más brillante. No obstante, desde el punto de vista de la arquitectura, si exceptuamos el monasterio de Batalha, lo más importante no se producirá hasta el siglo XVI.
En Cataluña se prosiguen las empresas comenzadas en años anteriores. Ninguna de las catedrales o grandes iglesias se había terminado. La catedral de Gerona es un edificio singular. Su planta inicial no presentaba ninguna especial novedad, pero en un momento dado la obra se detiene y se plantea la disyuntiva de continuar con una sola nave o con tres. Las diversas discusiones sobre el tema retardan la decisión definitiva y es ya a comienzos del siglo XV, cuando el maestro Carlí hace un cuidado diseño de la fachada que no se realizará hasta nuestros días.
Numerosos arquitectos están documentados. Berenguer de Montagut es el principal del segundo tercio del XIV. Se encarga casi al mismo tiempo de la iglesia de Santa María del Mar en Barcelona y de Santa María de Manresa. En esta ciudad también es autor de la iglesia del Carmen, derribada, y de un puente. La iglesia de Santa María del Mar es la obra maestra de la arquitectura catalana. Tiene tres naves y capillas abiertas entre los contrafuertes, tanto en la cabecera como en los laterales. Hace uso de unos soportes prismáticos del tipo que hemos visto tan usado en Alemania, a los que aligera de masa y eleva a gran altura. Los arcos tienen mucha luz, de modo que obtiene un espacio unitario y visible en su totalidad desde cualquier lado de la iglesia, donde la estructura parece al tiempo frágil y sólida. Todo dentro de la severidad que caracteriza lo catalán de entonces. En Manresa ensaya un sistema híbrido donde parece que estamos ante una construcción de una o tres naves. No lo vio terminado, porque su construcción se prolongó, aunque se usara, hasta tiempos muy tardíos.
A fines del siglo XIV el arquitecto más activo y conocido es Arnau Bargués. Está muy estrechamente vinculado a la corona y a la ciudad de Barcelona. Así, sus dos proyectos principales son el palacio del rey Martín, en Poblet, y la Casa de la Ciudad, en Barcelona. En ambos se utiliza un lenguaje formal al que incorpora las novedades ornamentales en uso, sin llegar nunca a la profusión. Su obra habla de la actividad de una burguesía que encarga ahora alguna de las empresas públicas más interesantes, como la Lonja de Mercaderes. Edificio público y algo posterior es el de la Generalitat.
Aragón sigue manteniendo la misma actitud positiva ante los constructores mudéjares, que siguen siendo preferidos en buen número de ocasiones. Por eso, es difícil señalar en arquitectura esta recuperación dentro del gótico. No obstante, pueden recordarse las numerosas residencias-castillo que levantan obispos y nobles. Una de las obras más imponentes, la Seo de Zaragoza, engloba etapas distintas, estilos diferentes, y culmina más allá del período aquí reseñado.
Navarra, como se ha dicho, no dispone de grandes medios, por lo que es más fácil encontrar obras maestras en la escultura, pintura, etc., que en la arquitectura. Estamos, sin embargo, en el punto más brillante de su arte medieval. El claustro se hace a lo largo de todo el siglo XIV. La catedral se comienza a finales. Santa María de Viana se diseña ya en el siglo XV. El palacio de Olite, desgraciadamente muy destruido y luego excesivamente reconstruido, sería una residencia regia extraordinaria.